El sabor adiposo, definido como el sexto sabor, se suma a los otros 5 sabores: sabor dulce, sabor amargo, sabor salado, sabor agrio y sabor umami
Científicos de la Universidad de la Borgoña han decubierto un receptor encargado de transmitir el sabor adiposo. Se trata de la molécula CD36 encargada de transportar los ácidos grasos. Es decir, el sexto sabor se trata del sabor de las grasas (lípidos).
Hasta ahora solo se ha experimentado con ratones, pero con resultados experanzadores para el tratamiento de los comportamientos alimenticios en función de la potenciación o inhibición en el organismo de esta molécula. Los ratones son incapaces de detectar el olor de las grasas pero no así su sabor: «La atracción de los animales por las grasas está mediada por la identificación de un determinado sabor y no sólo por una textura o un aroma». Los ratones se sentían estimulados a comer más por el sabor de las grasas.
A más sabores en la dieta, mayor necesidad de ingerir más alimentos
El investigador David Katz de Rudd Food Center for Food Policy & Obesity, explica que a mayor número de sabores en la comida, mayor incitación a comer más cantidad de alimentos: «El hipotálamo recibe estímulos contradictorios y acaba solicitando una mayor ingestión para descifrarlos todos». Es decir, si en una comida se mezclan todos los sabores, el hambre se potencia por lo que «Una distribución inteligente de los sabores hará que podamos saciarnos consumiendo menos calorías».
Un ejemplo: cuando una comida consta de muchos entrantes, a pesar de sentirnos totalmente saciados, la curiosidad nos incita a seguir prbando platos y a deleitarnos con un postre dulce al final. Es decir, la curiosidad excita el hambre.
Y es precisamente la potenciación de los sabores el elemento que utiliza la industria alimenticia, por ejemplo, las galletas saladas, las patatas fritas, los dulces… por lo que el conseguir el objetivo de reducir los sabores se prevee muy dificil.
Más información: Los secretos del sabor adiposo